Historia de Vigo
La historia de Vigo desde la prehistoria
LA PREHISTORIA
Vigo y su comarca estuvieron pobladas desde la antigüedad, como lo atestiguan la cantidad de dólmenes y mámoas que se encuentran en el término municipal.
No se ha localizado ningún yacimiento paleolítico y los únicos hallazgos fechados en la Edad de Piedra son medio centenar de útiles tallados en cuarzo y cuarcita, los cuales se encuentran en el Museo Quiñones de León.
En cuanto al período del Neolítico, la historia de Vigo nos ha dejado diversas hachas de mano, algunas de carácter votivo. Dentro de este período destacan las construcciones funerarias, denominadas túmulos, fechadas entre los años 3.000 y 1.800 a. C., entre los que destacamos el denominado A Casa dos Mouros, en la subida al parque de A Madroa. Petroglifos destacados son los de Fragoselo y el de Millaradas.
En la transición del III al II milenio a. C., hay un numeroso conjunto de grabados rupestres con representaciones de motivos geométricos, armas y fauna.
Varios hallazgos de cerámica, armas de bronce y más grabados rupestres nos señalan la existencia de habitantes y poblaciones en la llamada Edad de Bronce, entre los años 1.900 y el 800 a. C.
La cultura castreña, que abarca toda la Edad de Hierro y la cual se desarrolló en Galicia desde el siglo VIII a.C hasta el fin del I d. C, dejó en Vigo numerosos vestigios como muestra la existencia de 26 poblados de castros. La historia de Vigo nos indica que en esta época, Vigo, tuvo una de las mayores densidades de población de toda Galicia. El mayor de estos poblados es el situado en la ladera del monte de O Castro. Sus habitantes vivían de la agricultura, actividad que complementaban con la caza y la pesca. Trabajaban asimismo el hierro y la piedra.
EPOCA ROMANA
En Vigo, denominada "Vicus Spacorum", el proceso de romanización se produce de forma temprana. Los vestigios arqueológicos muestran la existencia de una intensa actividad portuaria y comercial en el litoral vigués desde el siglo II a. C. hasta el siglo I d.C, siglo en el que se establece la pax romana.
Las influencias del imperio romano comenzaron en Vigo prematuramente en el siglo II a.c. y duraron intensamente casi seiscientos años. De esta época se han recuperado restos en varias excavaciones arqueológicas que señalan la posibilidad de fuertes actividades productivas (salazón) y comerciales en el litoral. El descubrimiento de unas grandes salinas en la zona litoral del centro (calles Inés Pérez de Ceta y Rosalía de Castro), así como los restos de una considerable factoría de salazón conservada en buen estado (calle Marqués de Valladares) ambos restos pertenecientes al siglo I-II después de Cristo, demuestran una fuerte actividad productiva relacionada con los productos del mar. Las dimensiones de la factoría apuntan a que Vigo era un centro de producción de salazones para abastecer necesidades superiores al consumo local. Los resultados de las excavaciones arqueológicas recientes en el actual centro de la ciudad, demuestran la existencia de un asentamiento urbano importante, datable entre los siglos II a VI d.C., coincidente a grandes rasgos con el área que ocupa el actual Centro histórico entre la calle Areal y O Berbés. Esta coincidencia espacial permite hablar del "origen" romano de la ciudad.
Del proceso de romanización quedan relevantes vestigios en la historia: villas esparcidas por todo el litoral (Alcabre o Toralla), restos de instalaciones portuarias, calles, instalaciones (salinas y fábricas de salazón), necrópolis, restos subacuáticos… así como la intensa romanización de los poblados castreños del municipio.
EDAD MEDIA
Durante este período, la iglesia dominaba la sociedad gallega, dependiendo la ciudad de Vigo durante muchos años del monasterio cisterciense de Melón.
Fue una época que estuvo marcada por las frecuentes incursiones de la piratería procedentes del norte de Europa, lo que hizo que la población se desplazase hacia el interior en busca de más seguridad, refugiándose en el Monte de O Castro. Durante la Edad Media, Vigo era conocido por sus plantaciones de olivares y por su floreciente comercio pesquero.
Existe constancia documental de iglesias románicas en el actual término municipal que prueban la existencia de importantes asentamientos de población en la zona en los siglos XI, XII y XIII, en localizaciones que coinciden con las actuales parroquias viguesas. De este período destacan Santiago de Bembrive, San Salvador de Coruxo y Santa María de Castrelos. Perviven además dos puentes en Sárdoma y Fragoso y restos románicos en la ermita de O Freixo en Valadares y en las iglesias barrocas de Sárdoma y de Santa Cristina de Lavadores.
A partir del siglo XII, en el que la ciudad comienza a recuperar población, Vigo sigue sometido al poder de la Iglesia y de los señores feudales. La parroquia de Santiago de Vigo era la más importante de la villa junto con el barrio de Santa María. El desarrollo de Vigo se vio limitado debido a que la Corona le otorgó a Baiona la facultad de comerciar por mar con otras ciudades.
La Corona le otorgó a Bayona el poder de comerciar por mar con otras ciudades y ésto frenó el crecimiento de Vigo en comparación. A pesar de esto va aumentando la población y los señores feudales y el clero (con la iglesia Santiago de Vigo como mejor ejemplo) aumentan su férreo control. Además de los pocos indicios que se conservan de esta época podemos deducir que hubo ataques de piratería hacia Vigo.
DEL SIGLO XV AL XVIII
A pesar de los continuos ataques de piratas, Vigo va creciendo. Gana importancia en este período la actividad artesanal y el comercio, pero la actividad más importante es la pesca de sardina.
En el 1585.. El pirata inglés Francis Drake intenta tomar la villa, fracasando gracias a la oposición de los vecinos. Cuatro años más tarde, ataca de nuevo la ciudad, arrasando y quemando todo lo que encuentra a su paso. Los armadores vigueses organizan la defensa y consiguen la patente de corso de la corona para saquear los barcos comerciales enemigos.
En 1617.. Los piratas turcos intentan el asalto de la ciudad, siendo repelido por los vecinos. Estos frecuentes ataques marítimos obligan a la construcción en 1656 de las murallas de la ciudad y del Castillo de San Sebastián.
En 1702.. Se produce el episodio más importante de la historia de la ciudad, la batalla de Rande. La flota anglo-holandesa persigue dentro de la ría a la Flota de la Plata española y los barcos de guerra franceses que la escoltaban. Esta importante flota, cargada de riquezas procedentes de América es destruida después de una cruenta batalla en mar y tierra. Los ingleses se llevaron varios barcos con tesoros pero el resto fueron hundidos por las llamas y hoy se encuentran en los fondos de la ensenada de San Simón.
En 1778.. Carlos III rompe con el monopolio de los puertos autorizados a comerciar con América y Vigo comienza a beneficiarse del tráfico de alto bordo. En esta época la villa de Vigo estaba completamente cerrada con una muralla, construida con motivo de la Guerra de Restauración Portuguesa ante el temor de una posible invasión. Cerca del mar estaba el bastión de Laxe y en el lado opuesto, el castillo de San Sebastián. A lo largo de la muralla se abrían siete puertas: la de Falperra, Berbés, el Mar, Laxe, Gamboa, Sol y la del Placer.
En la segunda mitad del siglo XVIII.. La llegada a la ciudad de comerciantes e industriales catalanes supone una pequeña revolución económica, proliferando las fábricas de salazón, jabón y productos de cuero y lino.
EL SIGLO XIX
En el 1809..
Vigo fue ocupado por el ejército francés. La resistencia popular dirigida por el militar Morillo y Cachamuíña provoca un levantamiento que termina con la expulsión de los militares galos. Este episodio motivó la concesión a Vigo del título de ciudad "Fiel, Leal y Valerosa". En 1833 se acondiciona el camino real que lleva a Madrid, conocido como carretera de Castilla o de Villacastín. Un año después se terminan las obras de construcción de la Colegiata por Melchor de Prado, ya que el antiguo templo había sido destruido en uno de los numerosos saqueos sufridos por la villa.
A mediados de siglo.. Se crean la sucursal del Banco de España y el nuevo muelle de piedra. La ciudad crece y sus regidores acuerdan demoler las murallas para facilitar su expansión.
La segunda mitad del siglo XIX.. Fue un período de continuo crecimiento de la ciudad, propiciado entre otras cosas, por el incremento de las relaciones con América. Desde 1855 se establecen servicios de comunicación marítimos periódicos con La Habana, Buenos Aires y Puerto Rico. Una década después empieza la construcción del ferrocarril y las obras de relleno de la Ría para ampliar las instalaciones portuarias, inaugurándose la línea Orense-Vigo en 1881.
En este tiempo continúan abriéndose en la ciudad fábricas de salazón y de derivados de productos marinos, lo que provoca el crecimiento de la población asalariada y también de una burguesía financiera. Vigo se expande extramuros con la apertura de nuevas calles y la construcción de nobles edificios de piedra. En 1880 se crea la Caja de Ahorros de Vigo y un año después se constituye la Junta de Obras del Puerto.
En 1899.. El puerto de Vigo recibía a los soldados malheridos procedentes de la Guerra de Cuba, acogiéndolos y prestándoles la ayuda necesaria. Este hecho le otorgó el rango de siempre benéfica, por lo que desde entonces, el escudo de la ciudad guarda el lema de “Leal y Valerosa ciudad de Vigo y Siempre Benéfica” . El incremento de las relaciones con América, la instalación de nuevas industrias y la mejora de las comunicaciones han sido una constante a lo largo de los siglos XIX y XX.
A finales de la centuria, la ciudad contaba ya con 15.000 habitantes.
VIGO EN EL SIGLO XX
La historia de Vigo a comienzos del siglo XX..
La burguesía liberal viguesa se apropia de los mecanismos del poder económico y político. El asentamiento de empresarios catalanes en el siglo XIX, en el barrio del Areal, propició el desarrollo de la industria de la salazón de pescado y el resurgimiento de una etapa de gran crecimiento de la industria pesquera.
En el primer tercio del siglo XX..
El puerto de Vigo se asocia a la imagen de emigración de miles de gallegos que se embarcaron rumbo al continente americano, pero también al desarrollo económico. Comienzan a crearse importantes empresas en la ciudad como los astilleros de Barreras (a finales del siglo XIX) y Vulcano, así como Pescanova y una multitud de empresas relacionadas con el mar, siendo el sector industrial por antonomasia, al cual hay que imputar la creación y expansión de la mayor parte de las demás industrias.
Otro símbolo de la ciudad fue el tranvía, que empezó a funcionar en 1914. La ciudad en este tiempo tiene una enorme actividad social, abundan los periódicos y semanarios, las asociaciones y las organizaciones de carácter político o sindical, pero todo este dinamismo quedó neutralizado con el estallido de la Guerra Civil. Según avanza el siglo, Vigo absorbe el municipio de Bouzas en 1904 y el de Lavadores en 1941, agrandando su término administrativo y aumentando su población.
A mediados de siglo..
Se traza la Gran Vía y la ciudad sufre un gran crecimiento demográfico con la incipiente creación de barrios residenciales como el de Coia. Se instalan nuevas industrias, como Citroën Hispania, al tiempo que mejoran las comunicaciones y se crean nuevos planes para ensanchar la ciudad. Vigo sufre un elevado crecimiento demográfico, pasando de los 30.000 habitantes que había en 1910 a los casi 300.000 de hoy en día.
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